Archdiocese of Yangon
Yangon (Agencia Fides) – «Amar al prójimo; amar primero; amar a los enemigos». Son las palabras del Evangelio, son las palabras de Cristo, y son las palabras que todo cristiano está llamado a vivir en el contexto de Myanmar, marcado por el sufrimiento, la violencia, el duelo, el conflicto, la lucha por la supervivencia y el desplazamiento. Es la reflexión que ha invadido la mente y el corazón de los bautizados birmanos, que han vivido Pentecostés como un momento de profunda revisión espiritual, en su «aquí y ahora». ¿Cómo acoger y cómo vivir el Espíritu de Dios en el contexto de la Myanmar actual?, se preguntaron los miembros de movimientos y asociaciones católicas, reunidos en la catedral de Santa María en Yangon para celebrar el «Jubileo de los movimientos eclesiales», con motivo de Pentecostés.
Según ha informado la Agencia Fides, familias y muchos jóvenes participaron en la celebración jubilar del 7 y 8 de junio, que reunió a miembros de diferentes asociaciones y movimientos eclesiales, locales e internacionales, procedentes de distintas partes del país: enfrentándose a muchas dificultades, los fieles se pusieron en camino, movidos por la alegría de compartir el encuentro con Cristo, que da la fuerza para no sucumbir al mal y al sufrimiento causado por la violencia. Entre otros, estaban los laicos vinculados a la Congregación de San Vicente de Paúl, al Movimiento de los Focolares, a la Familia Misionera de Cristo, a la asociación católica ecuménica «Fondacio» y a la Asociación para la Difusión del Evangelio.
Los fieles atravesaron la Puerta Santa y celebraron su Jubileo con cantos y oraciones. Representantes elegidos por cada movimiento presentaron sus grupos y sus misiones, compartiendo sus experiencias y actividades: ayudar a los pobres, visitar a los enfermos, rezar en comunidad y cuidar de los desplazados. En el difícil contexto que vive el país, los fieles se reunieron como un pueblo de creyentes que, animados por el Espíritu Santo, que dio vida a los diferentes carismas, son «sal, luz y levadura» evangélica en todas las situaciones de la vida y en todos los rincones del país, a pesar de tantas dificultades y tanta violencia. La presencia de movimientos y asociaciones organizadas de fieles se revela como un don de Dios, sobre todo para el camino de fe y para la vida cotidiana de las familias y los jóvenes que sufren a causa de la inseguridad generalizada, debida a la guerra y al reciente terremoto.
Entre los testimonios, la señora Winny, del Movimiento de los Focolares en Myanmar, recordó que «el amor al prójimo comienza en casa» y que, cada vez que hay dificultades que superan la comprensión humana, hay que dirigir la mirada a Cristo Señor, colgado en la cruz.
En la catedral, los fieles pudieron realizar la adoración del Santísimo Sacramento y vivir el sacramento de la reconciliación. A continuación, tuvo lugar la celebración eucarística presidida por Monseñor Francis Than Tun, obispo auxiliar de la archidiócesis de Yangon. En su intervención en la asamblea, Mons. Raymond Wai Lin Tun, también obispo auxiliar de Yangon, afirmó que los movimientos eclesiales «viven el Evangelio en la comunidad con espíritu de renovación espiritual personal y para la evangelización», gracias a las experiencias de formación, vida comunitaria, solidaridad y servicio al prójimo. Señaló que desempeñan un papel importante en la Iglesia de Myanmar, porque son «testigos vivos de Cristo», y destacó la importancia de «ser uno con la Iglesia».
Entre los presentes, Monseñor Andrea Ferrante, encargado de negocios de la Nunciatura Apostólica en Myanmar, transmitió los saludos y bendiciones del papa León XIV y pidió que se rezara por él y por su ministerio. A continuación, invitó a recordar en la oración al papa Francisco, que tanto ha rezado y ayudado a Myanmar.
«El don del Espíritu da vida; el Espíritu Santo nos trae nueva vida, amor, paz y libertad», dijo, invitando a realizar gestos de cercanía hacia los fieles que no pudieron estar presentes debido a la inseguridad y al terremoto.
(PA) (Agencia Fides 11/6/2025)